Nuevo Faro de Esperanza para la Infancia: Caipi Rosa Gómez de Mejía Ilumina Santiago

Un tributo a la nobleza y el compromiso social en la atención a la primera infancia dominicana

Actualidad18 de marzo de 2024Tu VozTu Voz
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En un emotivo acto que marca un nuevo capítulo para la educación y el cuidado de los más pequeños, el presidente Luis Abinader inauguró el Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (Caipi) Rosa Gómez de Mejía en Gurabo Abajo, Santiago. Este espacio se convierte en un refugio de aprendizaje y cuidado para 250 infantes, de 0 a 5 años, bajo la tutela del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (Inaipi).

La elección del nombre para el centro no es solo un homenaje a la ex primera dama, sino también un reconocimiento a su legado de paz, entendimiento y firmeza moral. Luis Abinader destacó las virtudes de Rosa Gómez de Mejía, describiéndola como un ejemplo de humanidad, rectitud y compromiso con los valores familiares y sociales.

La ceremonia contó con la presencia de notables figuras políticas y sociales, incluido el expresidente Hipólito Mejía, esposo de la homenajeada, quien, junto a su familia, expresó su gratitud por este gesto significativo. La presencia de la vicepresidenta Raquel Peña, la primera dama Raquel Arbaje y la directora ejecutiva del Inaipi, Besaida Manola Santana, subrayó el compromiso unánime de apoyar la primera infancia en el país.

Este Caipi, el número 56 inaugurado bajo la actual administración de Abinader, es testimonio del esfuerzo continuo por expandir la red de apoyo a la infancia y las familias dominicanas, sumándose a la reciente apertura de tres Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAFI) en colaboración con la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), elevando a 59 los centros dedicados a forjar un futuro prometedor para la niñez en la República Dominicana.

El Caipi Rosa Gómez de Mejía no solo rinde honor a una figura emblemática de la sensibilidad social y humana, sino que también se erige como un faro de esperanza, donde el cuidado y la educación de la primera infancia se abrazan con los valores de solidaridad y respeto que caracterizaron a doña Rosa, dejando un legado perdurable para las generaciones futuras.

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