Samaná brilla con su joya natural: El salto El Limón

Más que un destino turístico, una fuente de vida para la comunidad.

Actualidad03 de abril de 2024Tu VozTu Voz
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En Samaná, República Dominicana, el salto El Limón emerge como una perla en medio de la naturaleza, atrayendo a 15,290 almas en busca de aventura y belleza natural entre enero y marzo, y octubre y diciembre de 2023. Esta joya ecoturística no solo resalta por su imponente caída de agua de 40 metros que culmina en una piscina natural, sino también por ser el motor económico y social de la región.

Con más de tres décadas de historia turística, el salto El Limón se erige a 300 metros sobre el nivel del mar, en la comunidad que lleva su mismo nombre. Es parte de las 10 áreas protegidas de la península de Samaná, distinguida por su compromiso con el turismo ecológico y sostenible.

La vida económica alrededor del salto es palpable: 13 negocios locales florecen gracias a él, proporcionando empleo directo a residentes y trabajo indirecto a más de 350 guías turísticos. Estos últimos, pilares del turismo, son esenciales para enriquecer la experiencia de los visitantes, ya sea a pie o a caballo, adaptándose a las estaciones y las fluctuaciones de la naturaleza.

El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MMARN) no solo reconoce su valor turístico sino también la necesidad de su cuidado, anunciando una inversión de RD$11 millones para mejorar el acceso y la infraestructura de este santuario natural. La colaboración entre el MMARN y 25 organizaciones refleja un esfuerzo colectivo para preservar la belleza y la funcionalidad de El Limón.

El viaje a esta cascada, enmarcado por un paisaje de escalones, vegetación tropical, y cultivos de cacao y coco, es una experiencia transformadora. Este recorrido, más que un camino de dos kilómetros, es un viaje a través de la esencia viva de Samaná, donde cada paso es un encuentro con la naturaleza y la cultura de una comunidad que prospera en armonía con su entorno.

El salto El Limón, más que un destino, es un testimonio del equilibrio entre conservación y desarrollo, reflejando el espíritu resiliente y hospitalario de los dominicanos.

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